La Fama dice:

I

1entryEn la historia de la pintura italiana abundan los hermanos pintores, los padres y los hijos agremiados bajo una misma pulsión: comprender el mundo por medio de las imágenes. Las imágenes son para los pintores del primer renacimiento una forma huérfana de la fe. Por eso más que historia del arte, el arte de las primigenias luces es una novela familiar.

Toca el turno de extraer de las sombras el recuerdo de Pietro Laurati, hermano de pintor y Maestro de pintores, es decir, padre simbólico de forjadores de imágenes. Huérfano de fe pero atado al destino del gran Relato.

Pietro Laurati pintó hombro a hombro con Margaritone, el pintor trágico de este Gran Relato escrito durante cerca de tres décadas por Giorgio Vasari.

Pero he aquí una ligazón curiosa dentro de la gran telaraña de Las Vidas de Vasari:

Para la ciudad de Arezzo Pietro Laurati pintó una Virgen que fue colocada en el altar mayor del Duomo. Bajo los dientes de este altar, tres siglos más tarde, el niño Giorgio Vasari aprendió sus primeras lecciones de arte: viendo la pintura de Laurati mientras los solemnes oficios lo perfumaban todo con el profundo olor del copal. Cuando Vasari fue mayor, emprendió la restauración de la Virgen de Laurati que ya había amarilleado aquí y allá. Vasari pintó sobre los trazos de Laurati y con esto quedó sellada una devoción.

Con la Virgen de la catedral de Arezzo, la geometría de la mirada de Pietro Laurati y de Giorgio Vasari fue arrojada al pozo insondable de la historia… historia del arte que, ya lo he dicho, es aquí más arte que historia…

II

Pietro Laurati es el primer pintor en utilizar el óleo para pintar en las Vidas de Vasari. El óleo proviene según la  tradición –que es un engaño auto asumido– de allende los Alpes: de las regiones flamencas de los hermanos Van Eyck.  El arte de las primigenias luces del Renacimiento italiano no está pintado al óleo sino al temple y al fresco. Pero, en realidad, es necesario que la mayor parte de las pinturas de este período hayan desaparecido casi por completo para poder quedarnos con La OBRA. No con las pinturas.

La Obra es una nueva forma de Ser.

Para Pietro Laurati todo el privilegio de la novedad. La Fama de Giotto y el contagio de la chispa es su herencia. ¡Laurati, yo soy tu testigo a sueldo! Yo te veo. Te recuerdo. Sostengo tu verdad y también sostengo tu mentira, esa verdad incomprendida.

Laurati desciende al Limbo sobre una aleta de tiburón, como el personaje de uno de sus frescos: ese es su epitafio visual… y con esto, yo, me detengo.